Ginés Valera |
Con ocasión de la obras que se están ejecutando para un edifico destinado a aparcamientos en el número 84 de la Calle Real de Almería (antiguo solar que ocupaban las Bodegas de El Patio) en pleno casco histórico, la semana pasada se produjo la afloración a la superficie de una corriente de agua subterránea. Una vez realizado el estudio de los restos arqueológicos hallados de época árabe, el vaciado de tierra y el encofrado de hormigón armado a modo de cajón, las retroexcavadoras estaban ahondando en el hoyo cuando desde un punto situado bajo la medianera del inmueble colindante empezó a brotar agua. Los trabajos se realizaban a unos cuantos metros de profundidad bajo la cota cero y se alcanzó el nivel freático del mar, por hallarse muy cerca, casi a menos de 500 metros en línea recta.
Una vez efectuados los análisis pertinentes respecto a la composición del agua, con corte del agua a la zona para efectuar las comprobaciones oportunas, parece ser que la compañía suministradora del agua en Almería descartó la rotura de una conducción o una fosa séptica, pues el agua sale limpia y sin olor. El que se hubiera producido un alumbramiento de agua dulce subterránea podía ser una hipótesis pues los mayores mantienen que la Calle Real en su día fue una rambla, cauce natural de aguas para desembocar en el mar sin obstáculos, y que puede haber corrientes subterráneas que expliquen la frondosidad de los árboles del Parque de Nicolás Salmerón.
Pero la tesis que mantiene la empresa constructora es que se trata de agua salobre, de baja salinidad, procedente del mar, algo que ya tenían previsto con los estudios geológicos.
Lo curioso del caso es que si el agua fuera totalmente salada, lo normal es que el solar se hubiera inundado por intrusión marina, por el fenómeno conocido por capilaridad ascendente u ósmosis inversa, al igual que sucede cuando hacemos un hoyo en la orilla de la playa y el agua fluye desde abajo a arriba, algo que aquí no ocurre, que va de derecha a izquierda.
En este solar, el agua sigue brotando con un caudal considerable desde un único punto y en cuanto las bombas dejan de drenar, se alcanza un nivel importante de inundación, como se aprecia en las fotos realizadas hace dos días y esta misma mañana de sábado sobre las diez horas de la mañana. No sería de extrañar que se hubieran topado con una gran bolsa de agua salobre por su comunicación al mar y que se produzca en menor escala idéntico fenómeno al que está sucediendo con la "Balsa de El Sapo" de El Ejido, donde la abusiva extracción de áridos para enarenar invernaderos producida en pasadas décadas, ocasionó alcanzar el nivel freático del acuífero y que los retornos del agua unidos a la intrusión marina estén produciendo encharcaciones en su entorno.
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