ARTÍCULO DE OPINIÓN
Pablo Requena |
Y es que,
como es tradición en el seno del PP, los sucesores los eligen a
dedo los que se van, y no los que se quedan para aguantarlo. Así padecemos a
Marianico el recorto por obra y gracia de Aznar, o seguramente tengamos que
tragar con el sevillano Zoido (¿pero el problema no era que Arenas parecía un
señorico? ¿Y Zoido que parece, un magrebí cogiendo tomates en El Ejido?)
Aunque, para ser justos, esto no es un problema único del PP; ahí tenemos al
socialista Griñán, al que hasta el pasado mes de marzo padecíamos por el dedazo
de Chaves, y no por la elección democrática de los ciudadanos.
No hay nada
oficial -salvo el adiós de Arenas- hasta el próximo 15 de julio cuando los populares andaluces celebren su congreso
en la ciudad califal donde, salvo sorpresa mayúscula (algo que no suele gustar
en Génova) todos y cada uno de los presidentes provinciales votarán a Zoido,
que es el que le gusta a Arenas. ¿Para qué disentir del “campeón” de las
derrotas o, peor aún, mostrar personalidad propia y decir aquello de “esta boca
es mía”? En fin, todo se andará, pero mucho van a tener que arremangarse algunos
para que el PP andaluz logre dentro de cuatro años lo que no pudo conseguir en
marzo con todo a su favor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario