Pablo Requena |
Tras arquitectos y farmaceúticos han salido en tromba agricultores y ganaderos, que aseguran que en Almería se les debe cerca de 50 millones de euros y que están bloqueados -oh, sorpresa- por impagos de la Junta. Tampoco se han quedado callados profesores y educadores, a los que se les está reduciendo drásticamente el presupuesto en sus centros de trabajo. Y si hablamos de los trabajadores de guarderías, que ayer se manifestaban en la ciudad sevillana por las deudas que mantiene con ellos el Gobierno andaluz, hay que decir que ya han amenazado con cobrar, íntegramente, las matrículas de cada niño si la Junta no les abona los más de 2,2 millones de euros que les adeuda antes de septiembre.
Hace pocas semanas también saltaron a la palestra los abogados de oficio, ya saben, esos que defienden a los que no pueden pagarse un defensor judicial y a los que supuestamente paga la Junta de Andalucía. Digo supuestamente porque, según cuentan ellos mismos, se les debe un millón y medio de euros sólo en Almería (en Andalucía, la cifra asciende a los 12 millones de euros).
¿Y qué decir de los peritos judiciales? Rafael Martos publicaba recientemente que los profesionales de este gremio son a los que más dinero se les debe desde el palacio de San Telmo tras la provincia de Sevilla.
Y no nos olvidemos de los trabajadores de las academias privadas de formación, que esta misma semana han hecho público que la Administración andaluza les debe 40 millones de euros, de los que cerca de cuatro millones corresponderían a nuestra provincia. Precisamente el presidente de la asociación provincial de las academias de formación, Fernando Trigueros, ponía el dedo en la llaga al preguntarse cómo era posible que la Junta de Andalucía anunciase que invertirá 200 millones de euros en un "plan de choque" contra el paro mientras que, por dejar de pagar 40 millones a este gremio, ya se han ido a la cola del INEM unas 15.000 almas.
En definitiva, y con este percal, no me cabe la menor duda que seguiré descojonándome de risa -siempre es mejor reír que llorar- cada vez que vea a Griñán, Valderas y lacayos varios jurar y perjurar que están en contra de los recortes sociales. Ahora, que si de mí dependiera, les mandaba el cobrador de frac a la puerta de su casa, aunque sea para avergonzarles un poquito.
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